sábado, 21 de mayo de 2011

Nanga

El domingo pasado pasé por el centro cultural de Aichi, en Sakae, Nagoya, y vi una exhibición de pinturas "Nanga".

"Nanga" (南画) es un estilo de pintura tradicional que usa solamente un pincel grueso de pintura negra, (y ocasionalmente colores reducidos) de esos que usan en caligrafía china, pero para hacer pinturas con temas relacionados con la naturaleza. Es más, Nanga es un estilo derivado del "Sumi-e" (墨絵), que tuvo su auge en el período Edo, y se especializa en motivos tradicionales chinos.

Os invito a ver la colección que estaba en exhibición, que tuve la fortuna de poder fotografiar:


Estuve converzando con uno de los pintores, quien me explicó que llevaba más de 50 años pintando en este estilo, y que pertenecía al club de "Nanga" de la prefectura de Aichi. Ellos organizan viajes anuales a China, donde aprovechan para hacer trazos esquemáticos (y tomar fotografías) de los temas que quieren pintar, y luego regresan a Japón, y a su debido tiempo, logran crear estas obras de arte.

Me pareció admirable encontrar gente tan dedicada a este arte especializado, en esta cultura milenaria.

Referencias:
Nanga, en la wikipedia
Sumi-e, en la wikipedia
 
 

Hip-Hop en Nagoya

Acabo de pasar por Nagoya, el fin de semana pasado, y vi unos japonesitos de colegio bailando Hip-Hop en el centro Oasis 21, de Sakae.

Tradicionalmente se asocia este tipo de música con las sub-culturas negra y latina de los EEUU. Sin embargo, en Japón, han propuesto el baile Hip-Hop como parte del curriculum educativo, para enseñarle a los estudiantes a expresarse con el cuerpo.

Aún en las universidades y escuelas superiores están ofreciendo el Hip-Hop en las clases de gimnasia y en los clubes de aficionados.

Os invito a ver algunas de las fotos que tomé:




El Hip-hop no solamente es divertido y excitante, sino que ayuda a los jóvenes a re-dirigir y controlar sus energías, evitando la violencia y las drogas. Este tipo de eventos también anima a los jóvenes a quedarse en sus ciudades natales, en vez de ir a buscar un futuro incierto en las ciudades más grandes.

Pues quedé gratamente sorprendido, por lo animado y colorido del evento. Los danzarines, de todas las edades (primaria y secundaria), hicieron todo muy bien, y las coreografías parecían diseñadas por profesionales. Entre el público se encontraban familias con niños chicos y grandes, y transeúntes que paseaban por este sector popular de la ciudad.